Este articulo nace luego de escuchar un joven que se quejaba de lo difícil que es en la actualidad, para un hombre acercarse a una mujer con la firme intención de conocerla, de hablar con ella y porque no de entablar una relación, manifestaba con cierto grado de impotencia, el hecho de que las mujeres de hoy, y se refería a las mujeres de la nuevas generaciones mujeres de 20 a 30 años, mencionaba que dentro de su prioridades no era tener hijos, ni tener familia, en su concepto tradicional, se refería a las mujeres que tiene otras prioridades, estudiar, crecer profesionalmente, viajar, tener mascotas, ser tías pero no madres, ser amantes pero no esposas, esa mujeres que dejan clara su independencia, según sus palabras, manifestaba lo difícil que es hacer contacto con esta nueva generación de mujeres.
Escuchando todo lo que decía con relación a este nuevo escenario de interacción donde él, con algún grado de resentimiento mencionaba “cómo es posible que hoy en día haya más mujeres q no quieren una relación seria y estable, que en su proyecto de vida no está tener una familia o no en su concepto tradicional”.
Fue entonces donde puede detenerme a pensar en cuanto han cambiado el rol de las mujeres y hay que decirlo de los hombres también, y adaptarse a nuevos procesos o esquemas y como integrar la sociedad desde este nuevo concepto. como desde la institución de la familia nacen nuevos seres integrales, las mujeres han dado pasos agigantados en cómo quieren vivir y como es el ideal de pareja que quieren para sus vidas.
Algunos hombres no han podido evolucionar o adaptar su pensamiento al ritmo en que las mujeres con pasos agigantados en cómo quieren vivir y como es el ideal de pareja que quieren para su vida.
Y en este punto considero necesario que independientemente del género se debe reconocer al ser, desde su individualidad sus creencias y su proyecto de vida, la invitación en este momento es reevaluar el concepto de igualdad de género e integrar el concepto de paridad y darse cuenta que hombres y mujeres son pares que hacen equipo que se complementan el uno con el otro, para formar proyectos de vida y lo ideal es que sea desde entornos saludables emocionalmente, donde el crecer como persona, desarrollar sus capacidades, realizar sus sueños y decidir compartir con una pareja, se convierta en un proyecto de vida, ser cómplices de sueños sin la predisposición del rol amarrado al género, que se pueda amar de una manera segura, tranquila y sana, sabiendo que la pareja estará para complementar nuestro proyecto de vida, pero para llegar a ese equilibro es importante el punto de partida, el cual inicia con la salud mental y emocional de cada individuo, es necesario sanar las heridas que acompañan nuestras vidas desde la niñez, es necesario perdonar y perdonarnos, para que podamos iniciar una relación de pareja que prospere con los proyectos que cada uno tenga, sea un hogar tradicional, uno muy evolucionado, uno del mismo género, uno con hijo o con mascotas, realmente no importa, lo realmente importante es tener las bases como persona que aportara a una relación, emocionalmente sana y emocionalmente estable, desarrollar la resiliencia como estrategia de vida que se amalgame con la vida de la pareja que se decida tener, para de esta manera seguir creciendo individual y en la vida de pareja como proyecto de unidad y no con el proposito de competir, la invitación es hacer de las relaciones un escenario de vida, unidad acompañamiento y tolerancia.