A veces creo que mi verdadera vocación era ser detective. De niña, me gustaba leer los cuentos donde iba poco a poco descifrando las pistas para poder resolver los misterios. Digamos que siempre he tenido una inclinación por tratar de hilar las ideas, por rastrear las pistas, por hacer conexiones que no son obvias, en fin…  por ver la interconectividad del todo.

Cuando estudié administración de empresas, me gustaba la contabilidad porque tenía que cuadrar las sumas del debe y el haber. Cuando no cuadraban, ¡era la hora de hacerle de detective y rastrear esos números por todas las tablas de T!

 Sin embargo, la vida me ha llevado por otro camino, el de la justicia social y el trabajo comunitario. Mi primera implicación fue desde la trinchera de la filosofía, concretamente desde la ética. Desde ahí he podido hacer las conexiones de las diferentes problemáticas sociales, políticas, ambientales, etc. Por ejemplo, cuando tomas tu café, ¿sabes cuál es su origen? ¿Sabes cuáles han sido las condiciones de producción y el trayecto para que ese café terminara en tu taza? ¿Sabes qué relación tiene tu celular con un niño siendo explotado en una mina en Congo?

Se habla mucho de sostenibilidad, y claro, todos queremos vivir en un sistema que asegure una vida sana y segura para nosotros y para nuestros hijos. Como inmigrantes conocemos bien ese deseo de vivir en un “mundo mejor”, pero ¿a qué mundo nos referimos?

Nuestro mundo no tiene la capacidad para soportar el ritmo de explotación de recursos y de consumo que llevamos actualmente. No tengo pruebas pero tampoco tengo dudas de que si supiéramos todo lo que hay detrás de los productos que consumimos, éste sería mucho más limitado y consciente.

En esta columna, como su nombre lo indica, me gustaría ir compartiendo esas interconexiones que he ido descubriendo a lo largo de mi vida, pero no sólo quiero resaltar los problemas sino que me gustaría también compartir algunas propuestas, iniciativas que me han llamado la atención y me han inspirado, soluciones visionarias para los problemas globales de la actualidad. Obviamente no conozco ni todos los problemas ni mucho menos tengo todas las soluciones pero esta columna servirá como ejercicio para ir creciendo y aprendiendo con el fin de inspirarnos y de hasta atrevernos a hacer cosas que quizá jamás habíamos pensado hacer. Por lo menos, espero que sirva para crear consciencia sobre nuestro impacto en la sociedad y el medio ambiente.

Como ejemplo, les cuento que hace algunos años una pareja latinoamericana llegó a vivir a Sherbrooke y pensó en regrupar y unir a la comunidad latinoamericana que vivía en dicha ciudad. Empezaron con una página facebook y luego hicieron una radio, en medio de la pandemia crearon más contenido y poco a poco se han ido expandiendo. Ahora, su plataforma a crecido a tal punto que le pueden dar un espacio a voces como la mía.

Miles de historias, sueños y caminos interconectados convergiendo en un mismo punto…